Recostada sobre mi cama con un calor asesino en esta noche, enciendo el ventilador y yo estoy sola… mi novio de viaje… mi amante con su esposa… pienso en ambos, en como me hacen el amor, cada uno a su manera, mi novio es sensual pero le gusta que yo lleve la iniciativa, que sea yo quien lo excite y quien comience a volverlo loco, nos gusta imaginar situaciones, ser los personajes de nuestra propia historia, inventar. Mi amante… pasional, le encanta dominarme porque sabe que es lo que más odio, es impulsivo, descarado y juega con el morbo de que podemos ser descubiertos, sabe que eso me vuelve loca. Pienso en los dos, en como mi vida se ha convertido en un juego de riesgos, en como soy capaz de satisfacer a los dos, si antes era solo una mujer que apenas quería hacerlo con su pareja, todo mejoró cuando conocí a mi amante, andaba todo el día excitada y eso afectó a mi relación de pareja, aumentó la calidad y la cantidad de sexo, necesitaba desahogarme por la excitación continua que uno y otro hacían sentir. ¿Cómo explicar que se necesita a dos hombres? Uno te aporta la calma y el otro la tormenta, me dan vida, los necesito, me excitan… Ahora estoy aquí sola en mi cama, sé que ellos también piensan en mi, se desconocen mutuamente, saben que estoy sola en este momento y seguro que desearían hacerme suya, sé que soy capaz de volverlos locos, me encanta hacerlo, a veces incluso los excito a la vez sin que uno se de cuenta que se lo hago también al otro.
Pienso esto y mis pezones se ponen de punta, siento un cosquilleo en mi entrepierna, tengo puesto solo mi bata para dormir y un tanga rosa debajo, paso mi mano por encima de mi tanga, mi clítoris está muy hinchado, está pidiendo que alguien o algo lo calme, me gustaría sentir la lengua de mi novio tan cálida, su lengua que me recorra poco a poco mis labios vaginales, que empiece desde atrás por mi ano hasta llegar al clítoris, haciendo una parada en el centro y metiéndose como si fuera un pequeño pene, que cuando salga de ahí se vaya directamente a mi clítoris y ahí empiece a hacer pequeños círculos hasta que se decida a darme pequeños mordiscos en mi preciada y placentera bolita…
Me gustaría ser calmada ahora mismo por la mano imprevisible de mi amante, la mano que suele entrar por sorpresa bajo mi falda en la oficina y que es capaz de hacer que me corra en dos minutos con toda la ropa puesta y sin apenas moverme, llega, se pone enfrente, eleva un poco mi falda, desplaza mi tanga y va tocando mi coño como si quisiera quitármelo, primero lo amasa con toda la palma de la mano, luego introduce dos dedos, mientras con la parte de la mano más cercana a la muñeca, me frota el clítoris en movimientos circulares.
La situación comienza a desatarse sin poder remediar el final, estoy tan mojada de solo pensarlo que necesito quitar mi tanga, al moverme mi bata roza mis pezones, rosados y grandes, están duros como piedras y ese roce me produce un escalofrío de puro placer. No puedo creer que me haya puesto así, estoy boca arriba sobre la cama, me he desnudado completamente, la mano derecha acaricia mi clítoris completamente depilado, la mano izquierda dibuja círculos sobre mis pechos, círculos como los que ellos me hacen, en eso sí se parecen, saben ponerme los senos más tersas aún de lo que las tengo, saben hacer que mis pezones parezcan dos garbanzos rosados y saben la consecuencia que produce en mi coño que chupen las aureolas de mis pezones… me mojo, estoy mojando la cama, necesito que algo me penetre… estoy abandonada al placer, ya no puedo parar.
Busco algo que haga la labor de un pene, pero no lo tengo, busco y no encuentro, hasta que salgo a la mesa del comedor y veo un plátano, sí, un plátano, lo tomo y me dirijo a mi cama de nuevo, no necesito lubricarlo, con lo mojada que estoy entrará perfectamente… entra muy suave y despacio, me doy la vuelta en la cama, ahora mis pezones rozan el colchón, elevo un poco mi trasero para poder moverme con mayor facilidad… muevo con fuerza la fruta en mi entrepierna, quiero venirme de una forma brutal… estoy a punto de llegar, mis movimientos son terribles, no puedo parar de moverme, una mano empujando el plátano hacia dentro y hacia fuera, otra dándome fuertemente en el clítoris, siento mis pezones rozar con la sábana…
Un minuto, ha pasado sólo un minuto y he caído extasiada, no puedo moverme, el orgasmo recorre todo mi cuerpo, lo siento en cada terminación de mi cuerpo. Es una sensación inmensa, he conseguido tener un orgasmo en el que he podido mezclar a mis dos hombres, a los hombres que por separado me hacen gozar, pero que imaginándolos a la vez me han hecho rozar la locura. Ahora la paz… volteo a ver el plátano que tanto placer me ha dado y sin más ni más, lo pelo y me lo como, siento pasar el aire de la noche… me duermo y sigo soñando con ellos y en ti….
AUTOR: ANONIMO